La decisión alcanzó a un utilitario producido en Buenos Aires, que ahora figura con valores expresados en moneda nacional por primera vez en dos décadas
Una automotriz con planta en la provincia de Buenos Aires modificó su política comercial y redujo en promedio un 4% los precios sugeridos en pesos de un modelo utilitario que produce desde hace casi tres décadas en el país. La medida se conoció días después de que otras marcas del sector aplicaran aumentos en sus listas. El vehículo en cuestión siempre cotizó en dólares hasta este mes, a pesar de tratarse de una unidad fabricada en la Argentina.
Mercedes-Benz comunicó que los nuevos precios del modelo oscilan entre $57.809.911 y $113.499.854, dependiendo de la versión. La baja se aplicó directamente sobre los precios de lista y no incluye promociones adicionales en concesionarios. El porcentaje promedio del ajuste a la baja es del 4%, lo que en valores nominales implica una reducción de entre $2,4 millones y $4,7 millones por unidad respecto del valor anterior.
Desde su lanzamiento en 1996, el utilitario nacional cuenta con cuatro variantes: furgón, furgón mixto, combi y chasis. Todas se ofrecen en el mercado interno y también se exportan a Brasil y otros países de la región. En total, la marca produjo más de 400.000 unidades del modelo en el país. La tercera generación del utilitario comenzó a fabricarse en 2019, luego de una inversión de 150 millones de dólares. La producción continuará en esa planta al menos hasta 2029, año en el que se prevé completar el ciclo de diez años planificado para la generación vigente.

A diferencia de la empresa que aplicó la baja, otras cuatro terminales aumentaron los valores de sus vehículos durante junio. Ford incrementó sus precios en un 2% promedio, Toyota en un 1,9%, Renault en un 1,7%, y General Motors en un 1,2%. Estas subas estuvieron en línea con las proyecciones de inflación relevadas por consultoras privadas, aunque superaron el índice oficial de 1,5% de mayo, difundido por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Además del ajuste de precios y su conversión a pesos, la automotriz inició la comercialización de dos nuevos modelos de autos: el GLC 200 4MATIC Avantgarde (MHEV) y el Clase C 300 Avantgarde (MHEV). Ambos forman parte de su línea de vehículos premium y se venden en el país a US$ 105.000 y US$ 76.900, respectivamente.
La decisión de pesificar los valores de lista del utilitario constituye una modificación relevante dentro del mercado. Durante al menos veinte años, ese modelo nacional se ofrecía en dólares, con el argumento de que tenía una alta proporción de componentes importados. La nueva administración mantuvo el esquema de producción con piezas del exterior, pero cambió el criterio de facturación para facilitar el acceso de los consumidores y adaptarse al contexto del mercado.
El cambio se conoció el mismo día en que Prestige Auto Open Cars oficializó su desembarco como nuevo representante de la marca en el país. La empresa, liderada por Pablo Peralta, un empresario del sector financiero, y por Daniel Herrero, ex presidente de Toyota Argentina, completó la adquisición de las operaciones locales tras un proceso de transición de cuatro meses que incluyó la salida formal de Mercedes-Benz AG de la Argentina.
Según el acuerdo alcanzado entre las partes, Prestige Auto tomó el control de la producción en Virrey del Pino y de las actividades de comercialización e importación. A su vez, se comprometió a mantener el empleo en los términos establecidos por el convenio de venta. También cerró un acuerdo con la casa matriz alemana para conservar el uso de la red de concesionarios vigente en el país y para seguir ofreciendo servicios postventa a los usuarios de la marca.

La venta de las operaciones en Argentina se dio en un marco más amplio de reestructuración global por parte del grupo alemán. Durante la presentación de resultados de 2024, el CEO del fabricante, Ola Källenius, confirmó que la compañía planeaba también salir de la planta que opera en Iracemápolis, Brasil, y que buscaba reducir un 10% sus costos de producción hacia 2027. En ese ejercicio, la empresa registró una caída del 28,4% en sus ganancias netas, hasta 10.409 millones de euros, debido a la debilidad del mercado en China, uno de los principales destinos de sus productos.
Por su parte, la compañía argentina que asumió el control anunció una inversión adicional de 100 millones de dólares para ampliar las operaciones en Virrey del Pino. Dentro de ese plan, se analiza la posibilidad de retomar la fabricación local del modelo Vito, una van que se producía en el país y dejó de ensamblarse en años recientes. Esa decisión todavía no se oficializó.
La terminal que aplicó la rebaja busca además mantener el impulso de las ventas, que durante mayo mostraron signos de recuperación. Según datos de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA), los patentamientos de autos 0 kilómetro crecieron un 59,1% interanual ese mes. Aunque parte de ese incremento se explica por una base de comparación baja, las automotrices consideran clave sostener el volumen comercial en un escenario económico caracterizado por alta inflación, recesión y contracción del crédito.
A diferencia de otros sectores que dependen en mayor medida del consumo masivo, el mercado automotor presenta una lógica propia, condicionada por variables como el tipo de cambio, los costos de importación, los impuestos internos y el financiamiento disponible. En ese sentido, la empresa que decidió bajar los precios de su utilitario tomó una postura distinta respecto de la mayoría de las terminales, que ajustaron sus listas por encima de la inflación proyectada para el mes.
El caso adquiere relevancia adicional por tratarse de una unidad de producción nacional que, por primera vez en décadas, tiene precios expresados en pesos. Esa decisión puede impactar en la dinámica de competencia del segmento de vehículos comerciales ligeros, uno de los más relevantes dentro del parque automotor argentino.