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La droga ensitrelvir fue aprobada en Japón y está siendo estudiada por la FDA.
Si hay una cuestión que todavía infiltra al Covid en la conversación cotidiana es la pérdida o alteración del olfato y el gusto, dos temas irresueltos y muy irritantes para quien los transita que, afortunadamente, podrían pasar a un segundo plano, si progresa la promesa alrededor de un nuevo antiviral aprobado en Japón llamado ensitrelvir. Además de mostrar efectos positivos en los síntomas generales de pacientes con cuadros moderados y leves, luego de una semana redujo un 39% el número de pacientes con anosmia o disguesia, en comparación al grupo que no había tomado nada.
Aunque el fármaco todavía no fue aprobado fuera de Japón, la FDA (el organismo estadounidense que analiza nuevos remedios y que –podría decirse– marca el rumbo para entidades como la Anmat) emitió en abril de este año una “fast track designation”, lo que básicamente es el comienzo de un posible aval para el ensitrelvir.
Para emitir este tipo de rótulo, la FDA parte de la premisa de que la droga analizada podría satisfacer una necesidad médica no cubierta. En este sentido, el “fast track” se podría ver como una intención por revisar lo más rápido posible las “credenciales” del fármaco; en este caso, los cortes informativos que el laboratorio va emitiendo en base al estudio de fase 3 que llevan a cabo. El objetivo, como se sabe, es chequear si se sostiene que el ensitrelvir es realmente seguro y eficaz.
Un nuevo agente antiviral
La administración de este agente antiviral es simple: una vez por día durante cinco días, aclara el laboratorio, en referencia a esta droga que apunta a suprimir la replicación del virus mediante la inhibición selectiva de lo que se conoce como “proteasa viral 3CL”.
Si bien todavía no hay un paper asociado a los efectos en materia de olfato y gusto, el laboratorio promete emitir información precisa próximamente. Y de hecho, ya lo hicieron, pero no en relación a esos síntomas sino acerca del ensitrelvir como antiviral efectivo para cuadros infecciosos de Covid, en general.
En septiembre sacaron un preprint (que se sumó a un paper con datos auspiciosos sobre más de 300 pacientes con cuadros moderados, publicados en abril) en donde plasmaron los casos concretos de un grupo chico de infectados hospitalizados, todos adultos mayores, que habían recibido el fármaco.
Fueron 32 pacientes de una media de 73 años. Si bien tenían cuadros de Covid leve, eran considerados “de riesgo”, no solo por la edad sino por padecer otras enfermedades de base.
Según el trabajo, mostraron tener “persistencia viral después del fracaso del tratamiento con remdesivir”, en tanto que “después del tratamiento con ensitrelvir, todos experimentaron una mejoría clínica, según la evaluación del investigador. No se produjeron ingresos en terapia intensiva ni muertes por Covid-19”.
Desde el laboratorio agregaron que, tras la toma del medicamento, “ningún paciente experimentó una progresión a una enfermedad grave o crítica, incluidos aquellos en los que había fracasado el tratamiento previo con remdesivir”.
La conclusión a la que arribaron es que el fármaco “se asoció con una potente actividad antiviral y a resultados clínicos positivos en pacientes hospitalizados de alto riesgo con diversas comorbilidades”.
Problemas de olfato y gusto
Aun cuando en el mundo haya casos de pacientes con hasta dos años de persistencia en la distorsión del olfato y el gusto, se sabe que la prevalencia de este problema disminuyó mucho desde que la variante Ómicron gobierna el espectro “Covid” mundial. Ahora bien, ¿hasta qué punto es así y qué sentido tiene desarrollar más antivirales, si el Covid no es un problema tan importante?
Datos citados por Nature afirman que en la primera parte de la pandemia hubo hasta un 50% de pacientes con alteraciones sensoriales en el gusto y el olfato. Sin embargo, hoy existen estimaciones muy diversas sobre este punto.
Mientras un estudio en Shanghai, China, publicado en marzo de este año en el British Journal of Medicine, encuestó a 686 pacientes infectados cuando la variante Ómicron ya predominaba largamente y 44% afirmó tener alguna disfunción relacionada al gusto o al olfato, otros estudios plantean cifras completamente irrisorias, de entre el 4% y el 7%.
Sin embargo, Jorge Geffner, inmunólogo y director del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (INBIRS-UBA-Conicet), desambiguó la cuestión: “Es importantísimo desarrollar más antivirales”.
“Y tiene sentido como parte de un desarrollo estratégico”, aclaró, porque, “aun cuando no haya sorpresas desagradables con Covid, cosa que no es descartable pero no es el escenario más probable ahora, la que pasamos no va a ser la última pandemia”, aseguró.
“Hoy hay mucha preocupación con la gripe aviar. Hay personas infectadas y el tema no empeoró porque el virus no ha cambiado lo suficiente como para transmitirse entre personas”, dijo.
“Pero, sea un nuevo coronavirus o la propia aviar, tendremos nuevos desafíos y estamos un poco rengos en producción de medicación antivirales. Aun vacunadas, hoy siguen falleciendo personas por Covid. Estas opciones suman herramientas”, concluyó.