En el último trimestre analizado por la Secretaría de Trabajo, los ingresos de los empleados del sector privado se recuperaron hasta enero y luego inició un declive. Los especialistas señalan como clave a las negociaciones paritarias
Los salarios perdieron impulso en los últimos meses y a pesar de la desaceleración de la inflación, el poder de compra disminuyó en el último trimestre medido por la Secretaría de Empleo y todavía está en el mismo nivel que registraba en el momento del cambio de gobierno a fines de 2023.
Así lo reflejó el último informe oficial, correspondiente a la cartera laboral. En abril el salario medio real del empleo asalariado registrado en el sector privado presentó una reducción del 1,6% respecto de marzo, según el dato provisorio difundido por la Secretaría de Empleo. Esta variación se dio “sin estacionalidad” y se traduce en “tres meses consecutivos de caída del salario medio real”, reconoció.
De acuerdo con la serie publicada, “la evolución del salario medio real desde noviembre de 2023 muestra tres fases claramente diferenciadas”. En la primera, se indicó “una caída pronunciada del 10,7% en diciembre de 2023”. Luego, en la segunda, “se produjo una recuperación sostenida del salario real”, que alcanzó su punto máximo en enero pasado, con un índice de 104,2 (base 100 en noviembre de 2023). Finalmente, en la tercera fase, “se verifica una corrección descendente que llevó el valor del salario real a 99,7 en abril de 2025”.

Por otro lado, el informe incluyó datos sobre los ingresos pactados en negociaciones paritarias gremiales. En abril, el promedio de los salarios conformados pactados en los principales convenios colectivos de trabajo registró “una variación mensual positiva del 0,2%”, lo que significó un cambio de tendencia tras “cuatro meses previos de variación negativa”.
En términos interanuales, “la variación del promedio de los salarios negociados en convenios colectivos mostró un crecimiento del 6,1% entre abril de 2024 y abril de 2025”, según precisó el relevamiento.
Entre los expertos, el diagnóstico contempla negociaciones paritarias limitadas como explicación a la caída del poder de compra que muestran los datos más recientes. El economista Federico Pastrana observó que “el salario efectivo muestra tres meses consecutivos de caídas del salario real (enero, febrero y marzo), proceso que no se evidenciaba desde principios de 2024”, y remarcó que “el último dato muestra que estamos en el mismo nivel de donde empezamos: noviembre de 2023”.
Para Pastrana, el escenario actual presenta diferencias con respecto al año pasado. En ese sentido, afirmó que “esto no solo se da por la aceleración inflacionaria, sino porque la pauta salarial es muy exigente”, y explicó que “las negociaciones salariales estaban empujando el salario nominal por debajo de la inflación desde enero”.
Al plantear interrogantes sobre la evolución futura del salario real, sostuvo que “los datos de convenios parecieran anticipar que en mayo el salario real se recuperó”. El economista atribuyó ese posible cambio a la presencia de “cláusulas de recuperación vía sumas fijas que se pagan de inmediato (o al comienzo del acuerdo)”. También agregó que “varios gremios negocian con atrasos, lo cual hace que cobren aumentos retrasados todos juntos”.

En términos estructurales, describió que “los gremios están negociando con un modelo similar al de Comercio”, en el que se incorporan sumas fijas para mejorar los ingresos en el corto plazo, aunque “los incrementos proporcionales son bajos para los meses que vienen (entre 1 y 1,5% por mes)”. Esto, según advirtió, acota el margen de mejora: “la recuperación del poder adquisitivo tiene corto alcance (¿1 mes? ¿2 meses?) y después otra vez sopa”. A su vez, planteó que “la inflación va a tener que estar por debajo de 1,2%-1% para que haya una recuperación real importante”, algo que consideró “muy poco probable”.
Por último, Pastrana señaló que el salario efectivo medido por SIPA tiende a alinearse con los convenios, aunque influido por otras variables. En sus palabras, “el salario efectivo (SIPA) va confluyendo a los convenios”, pero también indicó que “las horas trabajadas afectaron mucho al SIPA y ese efecto está muy afectado por el ciclo económico”.
El Estado mide los salarios con otras dos métricas, con alcances y profundidad dispar. Uno de esos datos es el que se conoce como el Ripte (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables) que también es medido por la cartera laboral y que en su último número dio en abril un incremento de 2,9% mensual, muy similar al IPC de ese mes que fue 2,8 por ciento.
De todas formas, se trata de un indicador limitado. “Ripte no puede ser considerada como un indicador de la evolución de los salarios. Es un indicador previsional que no necesariamente refleja el comportamiento de los salarios correspondientes al empleo asalariado registrado”, aclara la propia Secretaría de Empleo. Algunas mediciones privadas e incluso desde el propio Gobierno suele ser utilizado como un indicador relevante, en especial cuando las cifras son positivas en comparación con la inflación.
Un tercer índice es el que elabora el Indice de Salarios del Indec, que incluya una desagregación entre asalariados privados, públicos e informales. El ultimo dato publicado es de marzo y fue de 3%, por debajo del IPC de ese mes que había sido de 3,7 por ciento. Los salarios privados son los que más perdieron ese mes al avanzar 2,2%, mientras que los públicos lo hicieron un poco menos, ya que crecieron 3,3 por ciento. Los informales subieron 5,1%, aunque por cuestiones de metodología, se considera que hay un rezago de unos 5 meses, por lo que no puede ser considerado un dato correspondiente a marzo.
“Lo fundamental es ver qué universos toma cada uno y para qué sirve cada indicador. SIPA es lo más fuerte que tenemos para conocer el universo de los trabajadores privados formales. En cambio, RIPTE es un universo más chico porque toma solamente el puesto de trabajo con una antigüedad de 13 meses o más y cuantifica los componentes remunerativos del salario”, aclara Gonzalo Carrera, economista de Equilibra.
“Hay muchos incrementos no remunerativos no los cuenta, además tiene en cuenta solamente los montos salariales hasta el tope imponible definido para los aportes a la seguridad social. La ventaja que tiene RIPTE es que incluye empleados públicos, pero el mejor indicador de salario público es el de salarios del INDEC y el dato de marzo dio una caída de 0,4 por ciento. Todavía no tenemos abril, pero uno no ve paritarias vinculadas al salario público que estén volando”, comentó.