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En cuatro días hubo cuatro víctimas inocentes, con el objetivo de amedrentar a las autoridades tras las requisas al estilo Bukele.
Los narcos ya lo consiguieron: instauraron el terror en Rosario. Estaciones de servicio cerradas, clubes de fútbol infantil en alerta y con actividades suspendidas tras las amenazas de “la mafia” para que “preparen los cajones para los pibes“, taxistas y colectiveros con servicios paralizados.
Todo este panorama se agudizó la última semana con los crímenes de cuatro inocentes en cuatro días, en represalia a la movida oficial contra los presos alojados en las cárceles, a los que les quitaron beneficios y mostraron sus requisas al estilo Bukele.
Pasadas las 23.40 del sábado, la nueva víctima fue Bruno Nicolás Bussanich (25), un playero de una estación de servicio Puma ubicada en la zona oeste de la ciudad.
El joven, padre de un nene de cuatro años y en pareja con Jimena López (27), trabajaba en el comercio de la calle Mendoza al 7600. Estaba en una oficina cuando recibió tres disparos por parte de un joven que luego escapó junto a un cómplice en un Fiat Duna, al que encontrarían más tarde incendiado sobre un descampado de la calle Furlong, entre Mendoza y la autopista que va a Córdoba.
Antes de huir, el atacante dejó una nota con amenazas para el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y su ministro de Seguridad, Pablo Cococcioni, en la que hacen referencia a la situación de los presos en las cárceles provinciales. “Esta guerra no es por territorio. Es contra Pullaro y Cococcioni”, se lee en el papel.
Tras el crimen de Bussanich, el Gobierno de Javier Milei anunció que se conformó un comité de crisis para intervenir en Rosario con las fuerzas de seguridad federales y las Fuerzas Armadas.
Este lunes lo presentará la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. “Por instrucción del presidente @JMilei, en Rosario, ni un paso atrás. Mañana estaré en el terreno“, escribió la funcionaria en la red social X (ex Twitter).
Las estaciones de servicio rosarinas dispusieron que este domingo fuera una jornada de duelo. No hubo servicio de venta de combustible desde las 14, para acompañar a la familia de Bussanich. Además, según se consignó en un comunicado, cerrarían de 22 a 6, en una medida que, anunciaron, será por “tiempo indeterminado“.
“Hasta que encontremos respuestas a las medidas de seguridad que necesitamos para el sector”, explicaron desde la Cámara de Estaciones de Servicios, Garages y Afines de Rosario (Cesgar) y el Sindicato de Obreros de Estaciones de Servicio, Garages, Playas y Lavaderos Automáticos (Soesgpyla).
Apenas unas horas después de lo ocurrido con el playero se conoció la muerte del colectivero Marcos Iván Daloia (38), el chofer de trolebús de la línea K que había sido baleado el último jueves mientras trabajaba en Rosario.
La noticia fue confirmada por Andrea Becherucci, directora del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA), donde la víctima se encontraba internada desde entonces.
“Por el deterioro clínico y neurológico que venía presentando en las últimas 24 horas, en la mañana de hoy (domingo) se realizaron diferentes tests, estudios y diagnósticos que confirmaron a las 13.30 la muerte encefálica del paciente. Esto confirma el fallecimiento del mismo”, indicó.
El ataque al chofer se produjo mientras estaba trabajando en el interno 122 de la línea K de trolebuses de Rosario. Allí, un hombre simuló parar el micro y cuando éste se detuvo, el agresor disparó. Uno de los tiros dio en la cabeza de Daloia. Una ambulancia del Sies lo trasladó al hospital y, tras sufrir un paro cardíaco, lograron reanimarlo. Luego lo operaron.
Daloia vivía en el oeste de la ciudad, una zona lindera con los barrios Ludueña y Azcuénaga. Tenía tres hijos y una antigüedad de seis años en su trabajo.
El servicio de colectivos de Rosario continuó este domingo suspendido y la medida de fuerza se extendió otras 24 horas. “Debido al fallecimiento del compañero Marcos, el día de mañana lunes no habrá actividad de transporte urbano e interurbano. Acompañamos a la familia en este difícil momento”, informó la Unión Tranviarios Automotor (UTA).
En los días previos habían sido asesinados dos taxistas a quienes les habían solicitado viajes vía WhatsApp. El martes, a las 23, mataron de cinco balazos a Diego Alejandro Celentano (32). A la misma hora del día siguiente acribillaron a Héctor Raúl Figueroa (42), quien iba a casarse el viernes.
En ambos homicidios utilizaron la misma pistola, con balas de la Policía de Santa Fe, y las víctimas trabajaban para la misma empresa.
En los cuatro casos de las víctimas inocentes, creen los investigadores, actuaron sicarios vinculados al narcotráfico.
El sábado pasado, los narcos colgaron una bandera sobre el puente de avenida Circunvalación y Oroño, con el mensaje: “Pullaro y Cococcioni se metieron con nuestros hijos y familiares… van a seguir las muertes de inocentes taxistas, colectiveros, basureros y comerciantes“.
Esta seguidilla de crímenes se produce tras las requisas a los presos en el penal de Piñero al estilo que instauró Nayib Bukele en El Salvador, mostrando a los detenidos con las manos atadas, el torso descubierto y la cabeza gacha, a partir del ataque a balazos contra un micro en el que trasladaban a guardiacárceles del Servicio Penitenciario.
“Cada vez la van a pasar peor”, escribió entonces Cococcioni en sus redes. Una situación que ahora también se trasladó a los ciudadanos de Rosario.
EMJ