Karina Milei apuró la formación del partido y asumirá la jefatura. El Presidente redobla la apuesta con la “batalla cultural” y llama a combatir el “Partido del Estado”. Universidades bajo la lupa: creen que la matrícula está inflada.
Parque Lezama es algo así como el kilómetro cero del proyecto político de Javier Milei. Allí fue donde cerró las campañas electorales como candidato a diputado en septiembre y noviembre de 2021. Ya entonces tenía los rasgos distintivos: un discurso furioso, campera de cuero, el pelo revuelto, el tema de La Renga “Panic Show” y el cantito “la casta tiene miedo”.
Es curioso que esa plaza ubicada en San Telmo fue la que eligió también Néstor Kirchner para reaparecer, el 4 de julio de 2009, después de su derrota en la provincia de Buenos Aires, en el marco de una asamblea de Carta Abierta. Rodeado del núcleo de intelectuales que aportó a la fase de radicalización ideológica K, esa tarde marcó un camino de despegue del PJ tradicional. El anfiteatro de Lezama debe tener algo especial.
En la presentación ante la Justicia, ella firma como presidenta de la junta promotora. Martín Menem sería su vicepresidente, y el diputado por Córdoba, Gabriel Bornoroni, el presidente del congreso partidario. De acuerdo con el expediente 10976/2024 son seis los “partidos fundantes” que solicitan la voluntad de constituirse en el orden nacional: Buenos Aires, Capital, Córdoba, Santa Fe, San Juan y La Rioja. Los apoderados son Santiago Viola y Eduardo “Lule” Menem. Todos estos nombres pertenecen al círculo de confianza de Karina, quien apuró la conformación del sello en un claro gesto de independencia hacia el PRO.
El aval de la Justicia debería salir rápido, aunque el calendario les jugó una mala pasada. María Servini, a cargo del juzgado federal 1 con competencia en lo electoral, pidió licencia para los próximos días, con lo cual queda a cargo de su subrogante: Ariel Lijo. En la Casa Rosada estiman que el candidato a integrar la Corte Suprema no querrá estampar su firma en la unción formal del partido de Milei para cuidar las formas. Los pliegos y la negociación por el Máximo Tribunal quedaron en una especie de limbo.
El Gobierno intentó esta semana ordenar la interlocución del área política. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ganó una batalla después de transmitir su enojo con el “pendejo de mierda” de Santiago Caputo. No es el único al que le cuesta digerir estar bajo el mando de un chico sin cargo cuyo despliegue de poder es probable que crezca desde marzo, en la antesala de las legislativas.
En una puesta en escena, se buscó asignarle mayor relevancia a Lisandro Catalán, vicejefe de Gabinete de Interior, a quien no ascendieron a ministro cuando se dio el enroque interno. Será junto a Francos el responsable de los resultados en el Congreso, más allá de que el “corrido” asesor presidencial no desarmó ninguna de las reuniones previstas con legisladores y puso a su equipo de comunicación a preparar la defensa del presupuesto.
Caputo también posó sus ojos en el armado de las provincias a través de Tomás Vidal, otro miembro de la consultora Move, que estará a cargo de coordinar con Menem las bajadas en el territorio a medida que se acerca la campaña 2025. El grupo de Move funciona como un Pac Man externo que avanza en distintos destinos como Banco Nación, PAMI, AFIP, entre otros.
Milei es plenamente consciente de su debilidad de estructura: no tiene gobernadores, ni intendentes, sólo cuenta con el 15% de la Cámara de Diputados y el 10% del Senado. Es el Presidente con menor respaldo político desde 1983. La profesionalización del armado de las listas para el año que viene es central, como también lo es generar insumo para la “batalla cultural”.
Los libertarios son fuertes en el golpe de efecto rápido que permiten las redes, pero más allá de eso empieza a existir una intención de teorizar sobre el proceso, darle sustento a una plataforma. El Presidente incorpora categorías que surgen de conversaciones internas con ideas que llegan de distintos lados.
Una pieza en la que exhibe parte de esto es el discurso ante el Foro de Madrid, el 5 de septiembre. Por primera vez se llamó a sí mismo como “líder” y plantea la necesidad de “lealtad” y “organización”, casi en espejo con los pilares verticalistas del mando peronista. En su necesidad de mostrarse antisistema, sostuvo que hay que luchar contra el “Partido del Estado” (integrado -según él- por políticos, empresarios prebendarios, sindicalistas, periodistas, etc), menos quien justamente encabeza la administración del Estado, o sea, él. La pelea es el “Partido del Estado” vs “El Partido de la Libertad”.
Milei sigue siendo una figura disruptiva de atracción internacional y sus fieles lo ven como un “profesor universal”. No hay herramientas que den certeza sobre si el apoyo que recibe –según quien mida fluctúa entre el 40 y 50%- implique un aval a sus ideas libertarias. Pero sí está claro que hará lo posible para diseminar su repertorio.
Si logra permear su relato, se volverá el nuevo statu quo. Pero eso no les preocupa, en todo caso, dicen, “toda revolución termina en una institución”.
Los libertarios suelen mencionar al dirigente comunista Antonio Gramsci para explicar lo que denominan la “colonización” progresista o de izquierda en el mainstream cultural, desde películas y entretenimiento, hasta educación y medios. A diferencia del marxismo clásico, que consideraba determinantes las condiciones materiales, el teórico italiano destaca la dimensión de la cultura con fines de dominación. “Gramsci no es sólo una idea, es una técnica”, razona un referente de LLA. En el fondo, les gustaría hacer “gramscismo” pero de derecha.
Parte de la cruzada prevén darla en un territorio hostil como el universitario. La instrucción del Gobierno fue no bendecir oficialmente agrupaciones ni incipientes liderazgos, hasta tanto no se ordene el partido a nivel nacional.
Más allá de que Milei cosecha simpatías entre los jóvenes eso no se traduce en los claustros. A principios de este mes, La Cámpora ganó centros de estudiantes en Arquitectura, Exactas, Sociales y Filosofía. Para la LLA esto no fue un sorpresa porque la incidencia de la izquierda es importante y “el kirchnerismo se trotskizó”.
A eso se suma la decisión del Presidente de vetar el proyecto que aumenta el financiamiento universitario. Hasta ahora, la marcha en defensa de la educación pública en abril fue la más multitudinaria que debió afrontar el Gobierno. De no mediar un acuerdo, docentes y estudiantes anunciaron un paro y una movilización, y los rectores prometieron que van a hacer lobby “diputado por diputado” para que rechacen el veto presidencial.
Lejos de torcer el brazo, en la secretaría de Educación consideran que las paritarias no pueden establecerse por una ley y defienden la pauta presupuestaria para el año que viene. “El presupuesto 2025 se construyó con lo realmente ejecutado en 2024. No hay ninguna carrera, ningún programa cerrado. Pero no contemplamos la expansión del sistema”, sostuvo a Infobae Alejandro Álvarez, subsecretario de Políticas Universitarias.
El Gobierno elabora en el mediano plazo una “segunda reforma universitaria”, en la que impulsará cambios en los sistemas electorales y la forma de gobierno de las facultades. En paralelo, pone en marcha un proceso que también puede generar resistencia: la “depuración” de la matrícula.
Hoy se registran 1,7 millones de estudiantes en universidades públicas nacionales. Pero en Educación sospechan que ese número no es real y está inflado. Eso se debe, dicen, a una modificación de la ley de educación, en 2015. Hasta ese momento, se consideraba “alumno regular” a quienes aprobaban al menos dos materias por año. Ese criterio era determinante a la hora de calcular los presupuestos.
Desde 2015, el artículo 50 delega en las universidades la definición sobre esta condición y eso ha llevado a que en la práctica esté completamente flexibilizado.
Hay un equipo de estadísticas haciendo cruces de información de las bases de datos de las 62 universidades para relevar cuántos alumnos perdieron vínculo con las casas de estudios. En la estimación inicial proyectan que sería de entre 30 y 40%, una cifra enorme. “Hay que limpiar el padrón”, advierten. Eso implicará, más temprano que tarde, menos recursos: menos alumnos, menos profesores.
En la Casa Rosada creen que el frente abierto con las universidades puede impactar, pero remarcan que la decisión de anular leyes que implican un aumento del gasto no se toma en base a encuestas de opinión. Así pasó con las jubilaciones.
Hasta ahora, Milei pareciera no pagar un costo tan alto, aunque sufre el desgaste diario. En Lezama, el próximo sábado, se espera que vuelva a cantar, como lo hizo en el Luna Park. Se verá si el clima da.