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Alejandro y Romina dejaron sus puestos ejecutivos en empresas top en pos del desarrollo de su hijo.
Alejandro Oro y Romina Simondi sabían que este momento llegaría algún día. Una decisión de vida, esas que solamente se toman después de pensarlas en demasía, los esperaba tarde o temprano. Ambos contadores con cargos ejecutivos en empresas top se dieron cuenta este año que todo se desencadenaría antes de lo que habían pensado. Llegó el tiempo de la charla final y coincidieron en el tremendo volantazo. Él renunció a su gerencia en Laboratorios Bagó después de 12 años. Ella renunció a la suya en Tecpetrol a un mes de cumplir 21 años en la empresa del grupo Techint. Armaron las valijas y el martes 5 de diciembre llegaron a España. Claro que a esta historia familiar le falta un protagonista. El actor central: Faustino, su hijo de 10 años cumplidos en octubre. Es que la familia tomó semejante decisión de vida para que Fausti, el genio precoz del ajedrez mundial, se codee con la elite.
Así como se lee: los Oro dejaron su vida confortable en Buenos Aires en pos del sueño de ese petiso que detrás de sus anteojos esconde una cara de pícaro de novela y que tiene un talento monumental en envase chico. Los grandes maestros argentinos coinciden en que jamás vieron algo igual en sus vidas. Un crack que por escándalo es el número uno del mundo a su edad, que ya tiene una norma de maestro internacional y que a los 10 años le hace frente no solo a cualquier posición sobre el tablero sino que tiene una mentalidad ganadora fulminante.
“Nosotros sabíamos que cuando Fausti pasara los 2.300 puntos de ELO, la única manera que tendría para progresar era jugar contra rivales más duros. Y como en Argentina hay muy pocos grandes maestros que compitan en el país, no hay otra manera que jugar afuera. En España hay muchos torneos y desde acá se achican las distancias de viajes hacia otros países”, explica Alejandro desde España.
La familia recaló en ese país con una mano atrás y otra adelante, sin trabajos pero con el pasaporte comunitario de padre e hijo. “Nos vinimos con nuestros ahorros y por ahora hacemos de cuenta que estamos de vacaciones, aunque la idea es que yo consiga trabajo acá, porque si bien tengo la chance de trabajar a distancia para Argentina, la diferencia cambiaria no me favorecería”, explica Alejandro con crudeza.
Todo el proyecto familiar se basa en el futuro de Fausti, que acaba de terminar cuarto grado en la escuela donde cursaba jornada simple para tener la tarde libre para estudiar ajedrez. “Nos dijimos que si no le damos las oportunidades a Fausti, nació en la familia equivocada -confiesa el padre-. Allá teníamos comodidades y acá podemos prescindir de muchas cosas. La única condición es no desarmar la familia ni que uno se vaya de gira con él por cinco meses y el otro se quede en casa. El objetivo es que pueda desarrollarse. Estando acá es la mejor forma para enfrentarse a rivales mucho más duros para intentar alcanzar la elite del ajedrez. Y para nosotros hubiese sido imposible invertir 3.000 dólares por cada viaje al exterior con él estando en Argentina”.
Hoy la única certeza que tienen es que Fausti va a jugar el Mundial de partidas rápidas (15 minutos, más 10 segundos por movida) y a ritmo blitz (3 más 2) entre el 26 y el 30 de diciembre, en Samarkand, Uzbekistán. Cuando este periodista contó esta chance en septiembre, todo era un deseo. Ya es una realidad. La inversión es descomunal: entre viajes y alojamiento, jugar en tierra uzbeca implica 3.500 dólares para dos personas. Y solo hay premios para los 35 mejores, con una bolsa de 350 mil dólares para cada especialidad.
El pibe maravilla, que tiene todos los gestos de un crack sobre el tablero cuando calcula quién sabe cuántas variantes por jugada, sueña un solo sueño: quiere enfrentar a Magnus Carlsen, el rey de esta era del ajedrez. Solo imaginar que eso suceda y que se vea por streaming en todo el mundo al noruego de pelo revuelto contra un Fausti arrodillado en la silla contra él simplemente da escalofríos.
Por lo pronto, Fausti ya dio que hablar en su primer torneo en España. Viajó a Sant Boi de Llobregat, municipio pegado a Barcelona, para jugar el Iberoamericano a ritmo rápido -15 minutos más 5 segundos por movida- y… ¡terminó décimo!. Va de nuevo: en un torneo jugado por 151 personas, entre ellos 16 grandes maestros y 18 maestros internacionales, el pibe era el 56° favorito y quedó décimo. Bestial.
Fausti sumó 6,5 puntos en 9 rondas, con seis triunfos, dos derrotas y unas tablas. Les ganó a un gran maestro y a tres maestros internacionales. Por su rendimiento, sumó 152 puntos de ELO en este ritmo. Y todos se sacaron fotos con él: desde Paco Vallejo, histórico GM español, hasta Tomás Sosa, el gran maestro argentino que reside hace unos años en España y ganó invicto el torneo con 8 unidades.
Un diamante en bruto
Fausti comenzó a jugar online en plena pandemia y poco a poco se apasionó hasta ser campeón panamericano Sub 10. Y eso que cuando veía a papá Alejandro con el juego le decía que era aburrido. Pero mamá Romina sugirió que le mostrara los movimientos para que se concentrara y al menos no le reventara el living a pelotazos, como todo pibe futbolero. El resto es este presente fenomenal para el representante de Torre Blanca.
Fue el número 1 del ajedrez mundial en la categoría Sub 8 y sucedió lo mismo año tras año. Fue el ser humano más joven de la historia en superar primero los 2.200 y luego los 2.300 puntos de ELO, el sistema mediante el cual se calcula el ranking. Acaba de lograr su primera norma de maestro internacional a los 9 años, 10 meses y 27 días. Le faltan dos para tener ese título al mejor Sub 11 del planeta.
¿Podrá batir el récord de precocidad del estadounidense Abhimanyu Mishra, quien fue maestro internacional a los 10 años, 9 meses y 20 días y luego se convirtió en el gran maestro más joven de la historia a los 12 años, 4 meses y 25 días?
“Cuando a Alan Pichot le preguntaron por Fausti dijo que va llegar fácil a ser gran maestro, pero que a partir de ahí empieza otra competencia”, comenta Alejandro, en referencia al ex campeón mundial Sub 16 que dejó de ser el número uno de Argentina porque este año se radicó en España y juega bajo bandera de ese país después de un conflicto con la Federación Argentina de Ajedrez.
En boca de todos
Los logros de Fausti se conocieron al instante en el mundo ajedrecístico, en crecimiento exponencial desde el boom del juego online en la pandemia y bien desarrollado por streamers. Con 10 años, tiene 2.357 puntos de ELO y recién lo siguen de muy lejos el francés Ruben Coles (2.183) y el iraní Mohammad Mehdi Abbasi Abeluie (2.165). Y es habitual que no solo se prenda en torneos blitz online sino que les gane a varios grandes maestros.
El gran maestro estadounidense Hikaru Nakamura, excelso streamer y número 3 del mundo, enfrentó hace tres meses al niño argentino en sus plataformas, con 2.190.000 suscriptores en You Tube y 1.900.000 en Twitch. Jugaron siete partidas blitz durante 40 minutos y todas fueron victorias del favorito. Pero lo intangible es que el mundo de los trebejos conoció más a Fausti.
Ni que hablar cuando en octubre el ex campeón mundial Viswanathan Anand, el hombre que transformó el ajedrez en India, donde es una deidad más, hizo viral un saludo en video a Fausti por su 10° cumpleaños: “Hola, Faustino, soy Vishy Anand. Quiero empezar deseándote muy feliz cumpleaños. Estamos todos impresionados con los éxitos que llevas. Con 9 años, cruzar los 2.300 y conseguir la primera norma de maestro internacional es realmente increíble. Estoy seguro que tienes en tu vista el título de maestro internacional, cruzar 2.400, pero eso después. Mucho éxito en todo. Además, 10 es una edad muy bonita y te deseo lo mejor”.
Cualquier estadística sobre la repercusión online de Fausti se superará el lunes 18, cuando jugará un match contra el maestro internacional estadounidense Levy Rozman. ¿Qué tiene de inusual? Que es @GothamChess, el streamer número uno del ajedrez, con 4.410.000 suscriptores en You Tube y 1 millón en Twitch, y a punto de llegar a los 2.000 millones de videos vistos. No fue magia que el niño argentino tenga cita agendada. Atrapa multitudes.
Un futuro que ilusiona
Apenas definan en qué ciudad española vivirán, buscarán un colegio para que Fausti ingrese en quinto grado a mitad de la cursada que allá va de septiembre a junio. Mientras tanto, se sigue entrenando a distancia con cuatro colegas con experiencia docente.
El maestro internacional Jorge Rosito fue su primer entrenador y siempre le pagó la familia. Desde la clase inicial quedó con la boca abierta por lo que veía. Tanto que en un streaming con Ag3, la producción especializada en ajedrez que se emite en las plataformas de la TV Pública, reconoció: “En un momento comencé a grabar todo lo que hacíamos para que quede un registro histórico. Si no después no me van a creer cuando cuente lo que hace Fausti”.
La Federación Argentina de Ajedrez financia las clases de los maestros internacionales Leandro Perdomo y Mario Villanueva. Y Chess Kid, la plataforma que lo tiene en sus filas, le puso hace poco al peruano Jorge Cori, otro joven prodigio que es gran maestro desde los 14 años y fue campeón mundial Sub 14 y Sub 16.
La familia Oro ya sabe que a fin de mes Fausti jugará los Mundiales de partidas rápidas y blitz en Uzbekistán y que en enero disputará el Al Madina Young Masters, un torneo cerrado al que fue especialmente invitado. Será del 24 al 30 del primer mes de 2024 en Al Ansar Sports Club de Al-Madinah Al-Munawwara, Arabia Saudita, donde jugará 9 rondas con un ritmo de 90 minutos para toda la partida, más 30 segundos por movida.
Alejandro y Romina tomaron una decisión de vida de esas que sacuden cimientos: renunciaron a sus trabajos y partieron en pos del desarrollo de su hijo. “Todavía no nos dimos cuenta del impacto que tendrá la inteligencia artificial en nuestras vidas. No sé cuántos años más seguirá existiendo mi profesión de contador. Ese modelo de vida de que me siento en un trabajo de los 18 a los 65 años no va a existir”, justifica Alejandro su decisión en lo laboral.
Pero va mucho más allá. Porque aquí el protagonista es otro. “La vida es hoy, lo que tengas ganas de hacer. Queremos darle oportunidades a Fausti para que juegue, se desarrolle y conozca gente que siempre quiso conocer. Nosotros nos reinventaremos. Puede pasar que en uno o dos años nos diga: ‘No quiero jugar más’. Veremos. Hoy queremos que viva su vida”.
Y en eso anda Faustino Oro, el genio admirable que a los 10 años no para de asombrar cuando se arrodilla frente al tablero y convierte el ajedrez en arte.
HS