Ocurrió en la provincia de Buenos Aires. Faenaron hembras preñadas, un toro y terneros. El productor abandonará la actividad.
El jueves al caer la tarde, cuando se dirigió a su campo, alertado por un vecino que observó movimientos extraños de su rodeo, José Lamarche, productor agropecuario de la localidad bonaerense de Rauch, nunca imaginó encontrar un escenario tan espantoso y sangriento. “Se me aflojaron las piernas, yo soy duro pero se me aflojó todo”, contó a Clarín Rural.
En la tierra, junto a la manga, se encontraban los restos de cuerpos mutilados y descuartizados de sus animales desparramados por todos lados. Delincuentes habían faenado con gran destreza y cortes precisos a cinco vacas preñadas y un toro, llevándose los cuartos, las paletas y sus lenguas. También le robaron cuatro terneros, dejando sus panzas esparcidas en el lote. En total, aproximadamente unos 800 kilos de carne cuyo traslado habría requerido de más que una camioneta, quizás también un carro, y que, con seguridad, ya debían haber estado comprometidos para su comercialización en algún lugar cercano.
José proviene de una familia de productores agropecuarios y trabaja en una consignataria de ganado, de eso vive. Pero hace tres años alquiló 40 hectáreas sobre la ruta 30, cerca de Egaña, donde comenzó a hacer cría con algunos animales y a sembrar unas hectáreas de soja, para que sus tres hijos puedan vivir de cerca el trabajo del campo, conocer el esfuerzo y el amor a la ganadería. Tenía 26 vacas, dos toros y una producción de 22 terneros al año. Pero después de esta traumática situación, decidió abandonar la cría.
“Yo aposté ya cuatro veces, era un resguardo de valor porque vivo de otra cosa, pero ya me carnearon cuatro veces, ya está, esto es tiempo, se va a sanar calculo”, dijo a corazón abierto. José ama el campo y él mismo se ocupaba de todo el manejo. Ahora, venderá las vacas viejas y las vacías, las preñadas y los terneros que le quedaron se los llevará un amigo veterinario.
El abigeato es habitual en estos últimos años en esa zona productiva. Por eso, cuando su amigo Maxi lo llamó para avisarle que sus vacas estaban sospechosamente amontonadas en su establecimiento, no le sorprendió que pudiera tratarse de un robo. En marzo y agosto del año pasado le habían faenado hacienda. Unos días antes, el viernes anterior, le carnearon tres terneros. Desde 2023, en tan solo un año, le robaron el 50 por ciento de su producción (12 terneros), el 23 por ciento de sus vacas preñadas (cinco) y un toro. “Es una locura, es tristísimo“, subrayó José. Pero el salvajismo con el que actuaron en esta oportunidad lo shockeó por completo.
“Fue espantoso. Es muy triste. Yo soy duro, me dicen a veces que soy frío pero se me aflojó todo. Sentí que me iba a desvanecer. Miraba y no las podía contar. Decía, son cinco, son cuatro, no, son seis. Yo conozco a cada una de mis vacas porque uno las va criando pero había una que no podía reconocer. Incluso no pude darme cuenta de que era el toro, de cómo estaba tan desfigurado. Un horror. Siento dolor porque yo le tengo amor a las vacas, yo las hice madres, desde chicas y hoy no las tengo más”, manifestó el productor. Después de eso, aún no pudo volver al campo.
“Esto que me pasó a mí pasa en toda la región. En la zona donde yo estoy, en el límite entre Ayacucho, Tandil y Rauch, el robo y el cuatrerismo se ha desbordado. No solo faena de hacienda, han entrado a casas, a galpones, han hecho desastres. Yo ya hice cuatro denuncias desde marzo de 2023 y no pasó nada, no hay novedades”, relató.
La ola de delitos rurales no es nueva pero se agudizó a principios del año pasado. “La seguridad rural está muy desgastada, no hay estructura. Pero hay que laburar. Hay que ocuparse, no solo preocuparse”, señaló.
Uno de los problemas que refiere José, es que en la actualidad, los campos de la región, en su mayoría chicos, promediando las 200 hectáreas, no están habitados, no cuentan con empleados, los productores viven mayoritariamente en las ciudades y por las noches quedan solos.
En los últimos días, José se reunió con el intendente de Rauch, Maximiliano Suescum y habló con el responsable zonal de la Policía Rural, Andrés Doré. “Esperemos que haya una solución”, expresó el productor. “Quizás cuando tome fuerzas empezaré de nuevo”, lanzó con un dejo de esperanza.