La eficacia de terapias para combatirlos bajo supervisión profesional y los hábitos diarios de higiene pueden ser claves ante su presencia, según EFE Salud. Guía para limitar la propagación de microorganismos infecciosos
Las infecciones por hongos en los pies representan un motivo frecuente de consulta dermatológica, afectando a personas de todas las edades. Aunque es habitual relacionarlas con el verano, debido al calor y al aumento de actividades en espacios públicos, los riesgos de contraer estos microorganismos existen durante todo el año, según advierten los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en Estados Unidos.
Factores de riesgo

El contacto con superficies húmedas en vestuarios, piscinas y gimnasios resulta en un entorno ideal para la proliferación de hongos.
Síntomas y formas de presentación
Los síntomas típicos de las infecciones por hongos en los pies incluyen picor intenso y persistente, enrojecimiento, descamación de la piel, grietas, fisuras y mal olor, especialmente en los espacios entre los dedos, como señala Mayo Clinic.
Es frecuente que aparezca una sensación de quemazón y, en casos más avanzados, la piel puede mostrar ampollas o erosionarse. Cuando la infección afecta a las uñas, es decir, onicomicosis, estas pueden mostrar cambios de color, engrosamiento, fragilidad o deformación.

Estos signos suelen alertar a las personas afectadas, aunque en fases iniciales pueden pasar desapercibidos. Dejar avanzar la infección facilita su propagación a otras zonas del cuerpo y eleva el riesgo de complicaciones, además de aumentar la posibilidad de contagiar a otras personas.
Tratamiento adecuado y riesgos de automedicarse
El Grupo Quirónsalud indica que la mayoría de las infecciones fúngicas localizadas en la piel responden bien a tratamientos tópicos, como cremas, geles o polvos antifúngicos. Cuando la infección es extensa, afecta a las uñas o no mejora con el tratamiento inicial, puede requerirse medicación oral, lo que coincide con las recomendaciones de la Cleveland Clinic.
Además, EFE advierte sobre los riesgos de automedicarse: “Es aconsejable siempre consultar con un especialista y evitar automedicarse, porque esto puede conllevar una cronificación de la infección, o bien que se extienda a otras partes del cuerpo”.

La consulta con un dermatólogo permite identificar correctamente el tipo de hongo y elegir la estrategia terapéutica más eficaz. Además, garantiza el cumplimiento del tratamiento durante el tiempo recomendado, aspecto fundamental para evitar recaídas.
Estrategias eficaces de prevención
Para reducir el riesgo de infecciones, los especialistas insisten en la necesidad de mantener buenos hábitos de higiene y prevención durante todo el año. De acuerdo con la American Academy of Dermatology (AAD), estas son las recomendaciones clave:
- Mantener los pies limpios y secos, secando cuidadosamente entre los dedos tras cada lavado.
- Utilizar calcetines de algodón u otros materiales naturales y cambiarlos a diario.
- Elegir calzado transpirable y ventilarlo después de cada uso.
- Evitar compartir calzado, calcetines y utensilios de higiene personal.
- No caminar descalzo en piscinas, duchas públicas o gimnasios; emplear chanclas en estos espacios es fundamental para protegerse.
- No cubrir las uñas afectadas con esmalte, ya que esto dificulta el tratamiento y favorece la transmisión si se comparte el producto.

Si aparecen síntomas sospechosos, los especialistas recomiendan consultar a un profesional de la salud para confirmar el diagnóstico y comenzar el tratamiento adecuado cuanto antes.
La prevención, la higiene diaria y la atención médica especializada permiten proteger la salud de los pies y minimizar el impacto de las infecciones fúngicas todo el año.