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Si las temperaturas se mantienen sobre los 20 grados, sería en una semana.
Llovió como pocas veces en la historia para un mes de marzo este miércoles 20, víspera del otoño. A partir de este jueves, con el cambio de estación, ya se anuncia el comienzo de una seguidilla de días con buen tiempo y temperaturas agradables. La amenaza potenciada vuelve a ser el mosquito Aedes aegypti, transmisor del dengue.
“El momento en que los mosquitos estén en condiciones de salir a picar va a depender mucho de las temperaturas. Si las marcas se mantienen por encima de los 20 grados, en una semana ya se podrá ver un aumento de las poblaciones de Aedes aegypti producto de la acumulación de agua en recipientes de ámbitos domiciliarios”, explica Sylvia Fisher, investigadora del Conicet en el Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
La buena noticia, en ese sentido, es que el Servicio Meteorológico Nacional anuncia para los próximos días temperaturas mínimas que estarán por debajo de los 20 grados, mientras que las máximas apenas superarán ese número, por lo menos este jueves y viernes. Recién para el sábado se espera que el termómetro empiece a subir un poco más y alcance los 28 grados el domingo. A partir del lunes, las mínimas ya serán superiores a los 20 grados.
Es decir que con esas condiciones climáticas es posible que la transformación de los huevos en larvas de mosquito y luego en ejemplares adultos se pueda ralentizar algunos días, aunque no serían demasiados. Y existe otra variable clave que puede influir en la menor circulación del virus: “Lo importante es que la gente vacíe los recipientes en los que se ha acumulado el agua durante esta última lluvia para evitar que el mosquito se siga reproduciendo”, agrega Fisher.
Las lluvias de este martes, además, se suman a la seguidilla de cuatro días de la semana pasada -entre lunes y jueves-, cuyas consecuencias sanitarias estarían impactando en estos días, dado que las temperaturas desde entonces se mantuvieron relativamente elevadas y, a diferencia de lo que podría ocurrir ahora, la variable térmica no funcionó entonces como amortiguador.
¿Este año hay más mosquitos que en 2023? Fisher, que integra el grupo de la UBA que se dedica específicamente al estudio de estos insectos, dice que no han podido corroborar ese dato de un año para el otro, pero sí que la presencia del mosquito transmisor del dengue ha aumentado en gran medida en el territorio argentino durante los últimos 15 años. Lo atribuye a una multiplicidad de factores. Uno de ellos sería que el Aedes aegypti de nuestra región ha logrado adaptarse mejor a las bajas temperaturas y eso hace que el ciclo de vida y contagio nunca se interrumpa.
“Lo que se observa es que los periodos intermedios en los que no ha habido grandes epidemias de dengue se han ido acortando con el tiempo. Estas grandes epidemias ocurrieron por ejemplo en 2009 y la siguiente recién en 2015. Es decir, seis años después. Pero luego la que siguió sucedió en 2020 y la posterior, en 2023. Vemos que ese intervalo se ha reducido cada vez más y ahora, en 2024, esta nueva epidemia tuvo lugar sólo un año después”, explica la experta. Es decir que los paréntesis históricos casi han desaparecido.
Factores de una epidemia récord
Fisher aclara que “lo que está pasando en nuestro país ocurre en todo el continente“. Otras causas que identifica con la tendencia están vinculadas “a las variantes de dengue predominantes involucradas, la importancia de las epidemias anteriores, cuestiones climatológicas y urbanísticas, entre otras. Todo eso ha determinado que tengamos abundancias altas del Aedes aegypti a lo largo de varios meses”.
La especialista explica que la reproducción del mosquito transmisor del dengue “en parte ocurre por acumulación de agua de lluvia y también, en parte, por llenado manual de recipientes. Cuando llueve mucho se multiplica la cantidad de criaderos posibles. Si había huevos, salen las larvas y pasa una semana hasta que nacen los mosquitos adultos”.
¿Cuántos huevos puede haber en un sólo recipiente? Fisher detalla: “Son muchos miles de huevos. Cada hembra pone entre 50 y 100 y cada huevo tiene entre 0,7 y 0,8 milímetros de largo”, expectante de que el agua lo cubra para eclosionar.
La entrevistada resume que, en definitiva, el impacto que pueda llegar a tener el inusual diluvio de este miércoles en la proliferación del mosquito del dengue y, en consecuencia, la posibilidad de que la epidemia cobre mayor impulso, ahora tendrá que ver con la temperatura: “Bajó la temperatura y si el proceso de reproducción se estira en el tiempo el efecto se puede terminar diluyendo un poco por la mortalidad de las larvas y porque los ejemplares adultos no emergen tan sincronizadamente”.
Hay otro elemento inquietante en el modo en que el dengue puede transmitirse, que ya ha sido descripto científicamente en Argentina, y que excede el mecanismo más conocido consistente en que la hembra adulta pique a una persona infectada y luego, tras haberse replicado el virus entre 3 y 5 días en el intestino medio del mosquito, le transmita la enfermedad a otro individuo.
Esa “táctica” alternativa es la transmisión vertical, que radica en que la hembra ponga sus huevos directamente ya infectados con dengue. Es decir que cuando las larvas se transforman en mosquitos adultos, éstos nacen con la infección y por lo tanto están listos para transmitir el virus sin haber tomado contacto previo con un ser humano contagiado.
“No sabemos si eso es algo que ocurre todo el tiempo o en determinados momentos. Es decir, en qué medida acontece. Se sabe que sucede pero no se conoce a ciencia cierta el impacto que puede llegar a tener a nivel epidemiológico, aunque en general se sospecha que no sería relevante”, finalizó Fisher.
PS