Las nuevas tarifas aduaneras golpean a casi 60 aliados con gravámenes adicionales de entre el 11% y el 50%, con la excepción de Beijing, cuyos productos ahora pagan un gravamen de 104%
La nueva ronda de aranceles estadounidenses entró en vigor la madrugada de este miércoles, profundizando una guerra comercial que ya ha sacudido a la economía global.
La medida, impulsada por el presidente Donald Trump, eleva las tarifas impuestas a bienes procedentes de más de medio centenar de países, con una carga sin precedentes del 104 % sobre productos chinos, consolidando a Beijing como el blanco principal de la ofensiva económica.
Desde las 00:01 (hora de Washington) de este miércoles, entraron en vigor tasas más altas y diferenciadas para socios comerciales clave como la Unión Europea, Japón, Vietnam, Argentina o Corea del Sur, con niveles que oscilan entre el 11 % y el 50 %, dependiendo del volumen de comercio y del superávit bilateral con Estados Unidos.

China, principal rival económico de Washington, ha sido el país más afectado por la nueva estrategia de aranceles acumulativos. Tras una primera tarifa adicional del 34 % anunciada por Trump, y en respuesta a una represalia equivalente por parte de Beijing, la Casa Blanca activó un nuevo tramo de 50 %. Al sumarse a los incrementos ya aplicados en febrero y marzo, el total para los bienes chinos asciende al 104 %.
Desde Beijing, las autoridades han prometido responder con medidas de igual contundencia. China planea imponer un 34 % adicional a productos estadounidenses a partir de este jueves, y ha advertido que luchará la guerra comercial “hasta el final” para proteger sus intereses estratégicos.
Mientras tanto, Trump ha insistido en que su política arancelaria busca forzar la relocalización de la producción industrial hacia territorio estadounidense.

“Estamos tomando casi 2.000 millones de dólares al día gracias a los aranceles”, afirmó el martes. No obstante, economistas y empresarios advierten que el impacto real se traslada a los consumidores, con aumentos de precios que podrían alimentar la inflación y frenar la inversión.
El mandatario también aseguró que su administración está negociando “acuerdos hechos a medida” con países aliados. Según la Casa Blanca, se está dando prioridad a naciones como Japón y Corea del Sur, mientras que otros gobiernos —incluyendo Vietnam, Argentina e Israel— han ofrecido reducir sus propias barreras arancelarias a productos estadounidenses a cambio de un alivio en las nuevas tarifas.
Durante una cena con miembros del Partido Republicano el martes por la noche, Trump declaró que “los países están desesperados por hacer un trato” y, en tono informal, afirmó: “Nos están llamando, besándome el trasero”.

Además, Trump adelantó que el gobierno estadounidense anunciará “muy pronto” un nuevo paquete de aranceles sobre productos farmacéuticos, sin detallar los países o empresas afectados. La medida se enmarca en un endurecimiento generalizado de la política comercial, con implicaciones que podrían extenderse al sector salud.
En paralelo, Canadá anunció que sus propios aranceles sobre ciertas importaciones automotrices procedentes de Estados Unidos entrarán en vigor también este miércoles, en una señal de que la respuesta internacional a las políticas de Washington comienza a estructurarse.
Pese a las tensiones, Trump ha reiterado que la posibilidad de un acuerdo sigue abierta.
“China quiere negociar desesperadamente, pero no saben cómo empezar”, dijo. Sin embargo, las señales desde Beijing indican que el margen de maniobra se ha reducido, y el endurecimiento recíproco de las políticas comerciales deja entrever una prolongación del conflicto con consecuencias todavía difíciles de medir para el comercio global.
(Con información de EFE y AFP)