Cómo puede cambiar la relación de la Casa Rosada con Washington luego de los comicios entre el candidato republicano y la contrincante demócrata. Milei tiene sintonía ideológica con el magnate, aunque puede haber dificultades en caso de un giro proteccionista en la Casa Blanca
América Latina es un asunto casi inexistente para la política exterior de los Estados Unidos. La ausencia del tema durante toda la campaña electoral de este año, y la nula mención en los debates entre Donald Trump contra Joe Biden, primero, y Kamala Harris, después, exhibe la escasa relevancia que la región tiene para el Despacho Oval y la Secretaría de Estado. No significa un rechazo, sino más bien que es una cuestión que no ocupa los primeros lugares de las prioridades de las relaciones internacionales de Washington DC. En cambio, para Argentina sí reviste especial atención el vínculo con la Casa Blanca. La disputa de hoy entre el candidato republicano y la representante demócrata concita total foco por parte de Javier Milei y del flamante canciller, Gerardo Werthein.
Estados Unidos, en tanto, concentra su política exterior en los conflictos de Medio Oriente, la guerra entre Rusia y Ucrania, y la tensión comercial y geopolítica con China. No obstante, la Casa Blanca designará a un encargado de la relación con América Latina. El perfil de ese funcionario puede dar indicios de cómo serán los nexos con el Cono Sur y, particularmente, con Argentina. DC no descuida el avance vertiginoso de Beijing sobre el denominado “Sur global” y exige a sus aliados disociar el intercambio comercial con el hegemón asiático de los temas estratégicos.
En una eventual presidencia de Trump, no se descarta una reedición de la guerra comercial con Xi Jinping, cuyo paroxismo tuvo lugar en su primer mandato frente al Despacho Oval. Si esa estrategia se ejecuta a la par de una economía proteccionista que priorice el mercado interno, puede existir un repliegue o displicencia respecto a América Latina. En tal caso, no será el mejor escenario para la concepción libertaria del comercio que pregona Milei. Sin embargo, la sintonía personal entre el líder argentino y el magnate republicano puede facilitar la llegada del Gobierno argentino a los principales despachos de la Casa Blanca.
“No creo que difiera mucho según quién gane”, consideró Jorge Argüello sobre el futuro vínculo del país con la Casa Blanca. “Argentina, en particular la región de América Latina, no está en las prioridades de la agenda exterior de los Estados Unidos. Washington se concentra en la invasión rusa a Ucrania, en el Mar de China, en la operación militar israelí en la Franja de Gaza, en la situación en el Líbano, en la competencia por la hegemonía con los chinos”, profundizó el ex embajador en DC durante una entrevista en Radio La Red y concluyó: “En los dos debates que hubo durante esta campaña electoral, ningún candidato mencionó ni una vez a América Latina. Eso nos da una pinta clara sobre la importancia que supone nuestra región en la agenda exterior de Estados Unidos”.
Pese a sus preferencias conocidas por Trump, Milei y su Gobierno construyeron lazos fluidos con los demócratas. Aunque el Presidente no mantuvo una bilateral en el Despacho Oval, hubo presencia de altos funcionarios de Biden en Buenos Aires. Sobresalió, en ese sentido, el viaje de Antony Blinken, secretario de Estado, y de William Burns, titular de la CIA. De hecho, el propio Werthein se ocupó de cultivar buena parte de esos nexos. De igual modo, el jefe de Estado y su actual canciller tienen agenda en el Partido Republicano.
Juan Negri, director de la Carrera de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, analizó en diálogo con Infobae que “Argentina no es tan importante ni para Trump ni para Harris” y sostuvo: “Creo que no hay tanta diferencia. En el plano simbólico, Milei se siente parte del gran movimiento que encabeza Trump. Si ganase el republicano, el Presidente argentino va a tratar de potenciar eso lo más que pueda. Celebrará si triunfo y se ubicará cerca de él”.
No obstante, Negri advirtió que en un plano más concreto, “Trump es quien conviene menos”. Al respecto, profundizó: “Será un Estados Unidos proteccionista, mas laxo con el déficit fiscal, y esas son malas noticias para Argentina. Eso hará que nuestro país tenga dificultades con sus mercados o que un mayor gasto eleve la inflación norteamericana y, también, la tasa de interés de la FED”. En caso de darse un triunfo de Harris, el politólogo de Di Tella imagina “una relación fluida”. Y precisó: “Argentina será aliada de Estados Unidos. Aunque por la manera en la que Milei entiende la política exterior y los símbolos en los foros globales, un triunfo de Trump le va a permitir soltar toda esa sobre actuación”.
El escenario con Donald Trump en la Casa Blanca
Si Trump ganara la elección esta noche, Argentina y Estados Unidos podrían asistir a una especie de convergencia ideológica entre Trump y Milei. Especialmente en temas económicos y políticos. Ambos son críticos del multilateralismo y de la Agenda 2023 de la ONU. Pese a que el republicano puede aplicar un giro proteccionista, la sintonía personal entre ambos puede allanar gestiones de la Casa Rosada en Washington y en Nueva York.
En términos económicos, el apoyo de Trump a Milei puede resultar decisivo en las renegociaciones del acuerdo con el FMI. Argentina busca fondos frescos del organismo que lidera Kristalina Giorgieva, y mejores condiciones para afrontar la deuda. Además, el Gobierno explora alternativas de financiamiento en los mercados de capitales privados. Además, en términos comerciales, el líder libertario buscará el respaldo trumpista para incentivar la inversión estadounidense en Argentina en sectores estratégicos como la Inteligencia Artificial, energía, litio y la minería.
En términos geopolíticos, Milei encontraría en Trump un aliado en su disputa contra los países “comunistas” (en el glosario libertario). Es una incógnita si, en tal caso, Argentina se despegaría de China. Las últimas declaraciones del jefe de Estado sobre el régimen de Xi Jinping generaron inquietudes al respecto. Es que Trump, durante su presidencia, había impulsado políticas de contención económica y tecnológica frente a Beijing.
De momento, el alineamiento geopolítico de Milei con DC produjo tensiones con aliados clave para la balanza comercial de Argentina, como China o Brasil. ¿Podrá encontrar un equilibrio en ese eje en una eventual presidencia republicana o todo lo contrario? Será, acaso, uno de los mayores desafíos para la política exterior del Gobierno si Trump vuelve a sentarse en el Despacho Oval.
Escenario Kamala Harris: más pragmatismo que ideología
Si Kamala Harris se convierte hoy en la primera presidenta mujer de Estados Unidos, la relación con la Argentina de Milei anticipa un vínculo basado más en el pragmatismo que en la sintonía ideológica. La política exterior de la candidata demócrata continuará la agenda exterior de Biden, aunque con una impronta personal. Eso implica promover el Pacto del Futuro, auspiciar el combate contra el cambio climático, incentivar la cooperación en Derechos Humanos. Se trata de prioridades distintas a la concepción global del presidente argentino.
No obstante, por los nexos que el Gobierno construyó con la administración demócrata, Milei buscará mantener el apoyo del FMI a su programa económico. Aunque será un desafío lograr que Harris ejecute gestiones para facilitar la renegociación de los términos de la deuda. Milei deberá adoptar un enfoque pragmático.
Desde el punto de vista comercial, Harris tiene una mirada positiva de la promoción de inversiones en energías renovables con énfasis en temas ambientales. Es un enfoque que puede despertar desencuentros con Milei, que descree de esa agenda. Eso forzaría al Gobierno argentino a promover el desarrollo de energías alternativas, como el hidrógeno verde y el litio, por sobre la minería y la industria hidrocarburífera.
Desafíos y expectativas del sistema internacional
En cualquiera de los dos escenarios anteriores, la relación entre Argentina y Estados Unidos implicará desafíos hacia el futuro. El desembarco de Trump en la Casa Blanca puede consolidar a Milei como el líder regional de mayor alineamiento con DC. Al mismo tiempo, esos supondrá tensiones en el plano multilateral y con socios comerciales clave.
En cambio, con Harris en el poder, Milei deberá profundizar el pragmatismo para maniobrar ante temas como la agenda en diversidad, ambiente y la concepción de derechos humanos, que serán prioridades de la candidata demócrata.