Dos psicólogos del Instituto Global de la Felicidad de EEUU especificaron las palabras que pueden impulsar el bienestar para alcanzar niveles altos de alegría. Cómo sumarlas a la vida diaria
La felicidad es un estado de bienestar y satisfacción emocional que puede ser influenciada por factores externos, como las circunstancias de vida, pero también por componentes internos, como la capacidad personal de adaptación y resiliencia. Se trata de una de las metas fundamentales de la vida, para muchas personas, y un área de estudio importante en psicología y filosofía.
La psicóloga Leslie Richardson y Neil Pasricha (orador experto en temas de positividad), líderes del Instituto Global de la Felicidad, describieron seis frases que las personas debe usar para “ser más feliz que la mayoría” y de esa forma impactar de manera positiva en el ambiente que los rodea.
Cambiar la frase “tengo que” por “llego a”
De acuerdo con los expertos, este simple cambio lingüístico permite reinterpretar las obligaciones como oportunidades y activar una mentalidad de gratitud. En ese sentido, en lugar de verse a sí mismos obligado a pagar una factura de impuestos, puedes considerarlo un privilegio que permite disfrutar de beneficios tales como ir a la biblioteca.
“¿Cuál era tu rosa?”: el impacto de la gratitud
Los líderes del Instituto Global de la Felicidad continúan inspirándonos a adoptar el juego “Rosa, espina, capullo” en nuestra rutina diaria. Se trata de identificar un momento destacado del día (una rosa), un desafío o fracaso (espina), y un acontecimiento que estamos esperando (capullo). Este ejercicio promueve la gratitud, que está correlacionada con la felicidad y la salud física.
Aunque, el impacto de forma positiva de la gratitud no solo lo dicen los especialistas. International Journal of Anxiety and Depression publicó una revisión de 70 estudios y concluyó que fomentar sentimientos de agradecimiento podría ser una estrategia útil para reducir los síntomas de la depresión y hasta prevenir su desarrollo.
La poderosa frase: “Cuéntame más”
Según Richardson y Pasricha, en lugar de dar consejos o intentar resolver problemas ajenos, dar tiempo y energía para escuchar a los demás fomenta la profundización de las relaciones y facilita la gestión de emociones.
En ese contexto, al prestar atención a lo que otra persona dice, se envía un mensaje claro de respeto y aprecio hacia sus pensamientos y sentimientos. De esa forma, se fortalece la conexión mutua entre ambas partes y, además, se promueve la empatía hacia la otra persona.
Evitar usar la palabra “no” o cambiarla por “todavía”
De acuerdo con los expertos, esto introduce la posibilidad de que, en un futuro, se pueda cambiar la perspectiva. Esta es una frase especialmente útil para enseñar a los niños cómo enfrentar contratiempos y convertirlos en oportunidades de aprendizaje.
Según un estudio de investigadores de la Universidad de Cambridge, los pensamientos negativos pueden ser una fuente de estrés y ansiedad, por lo que aprender a manejarlos se convierte una herramienta efectiva para mejorar el bienestar psicológico. El entrenamiento se basa en técnicas cognitivas conductuales que ayudan a las personas a identificar y cambiar patrones de esta mentalidad.
La relevancia al decir: “¿Esto importará dentro de un año?”
De acuerdo con los expertos, es común enfocarse en el problema inmediato y percibir que no existe solución. Ellos explican que, a algunas personas, se les presentan episodios de ansiedad, incluso por situaciones menores como llegar tarde a una cita por diez minutos o la ausencia de respuesta a un mensaje enviado a un amigo.
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Los especialistas explican que uno siempre debe preguntarse si lo que están pensando es necesario y primordial. Si la respuesta es negativa, trata de traer a tu presente la tranquilidad que el futuro provee.
La importancia de la frase: “Me concentraré en”
Tanto Richardson como Pasricha aconsejan centrarse en una tarea a la vez, lo que ayuda a minimizar la distracción y la fatiga por tomar decisiones. Al seleccionar una meta pequeña al día se puede avanzar de forma sostenida hacia la felicidad genuina.
Según un estudio publicado en American Psychologist, tener metas claras y desafiantes aumenta la motivación y mejora el rendimiento en diversos contextos. También indica que los objetivos deben ser específicos y que la retroalimentación sobre el progreso hacia la consecución de estos objetivos es fundamental.