El cadáver de Valentino fue hallado en la madrugada del lunes tras horas de búsqueda en la zona de Arturo Seguí. El esclarecimiento del caso está a cargo del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta
Un macabro episodio ocurrió este lunes en la zona de quintas de Arturo Seguí, jurisdicción de La Plata.
Así, comenzó una intensa búsqueda realizada personal de la Comisaría 7° de Abasto, que llevó a encontrar el cadáver del chico: fue hallado a 150 metros de su casa de su casa en una plantación de berenjenas. Estaba cubierto de mordeduras, posiblemente realizadas por perros. Las marcas de dientes estaban presentes a lo largo del cuerpo, principalmente en el torso y en su cabeza.

Sin embargo, hay otros detalles que inquietan a los investigadores. El cuerpo de Valentino, por ejemplo, estaba desnudo. Se cree que el cadáver fue arrastrado al menos 50 metros por los animales. Se tomaron muestras de ADN de los perros para posibles pericias. Los animales mismos fueron secuestrados para otros análisis.
La calificación que será aplicada en contra del vecino -que llevará a la indagatoria al vecino- será definida de acuerdo a las pericias. “De mínima, si los perros lo mataron, estamos hablando de un homicidio culposo”, asegura a Infobae un investigador del caso.
2014: la muerte de Santiago Veer
Si los perros fueron responsables de la muerte de Valentino, la Justicia de La Plata tiene en sus propios archivos recientes un precedente clave en la historia reciente.
El 25 de abril de 2016, el Tribunal Oral IV de La Plata sentenció como homicida a Horacio González con una pena de ocho años de cárcel: su perro mató a un nene de dos años en la localidad de Alejandro Korn.
El hecho ocurrió el 29 de mayo de 2014 por la tarde, sobre la calle Bonpland al 900, González ató al pitbull–que no era propiedad del hombre según el Tribunal IV, pero que estaba a su cuidado– al volante de un Fiat 147 abandonado sobre la vereda de su casa con una soga de un metro y medio, sin bozal y con la puerta abierta, lo que le permitía al animal moverse sin problemas.
Santiago Alejandro Veer, un chico de dos años que vivía en la cuadra, se acercó demasiado. El perro lo lo atacó y lo desgarró. Su muerte fue finalmente pronunciada en el hospital San Vicente.